100140 |
Legislatura: 1887-1888 |
Sesión: 19 de diciembre de 1887 |
Cámara: Senado |
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Marqués del Pazo de la Merced. |
Número y páginas del Diario de Sesiones: 15, 272-273. |
Tema: Información parlamentaria sobre la corrupción e inmoralidad en la administración de las provincias de Ultramar. |
El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Me permitirá el Sr. Elduayen le haga observar que yo no contesté al señor general Salamanca, porque habiéndose dirigido personalmente al Ministro de Ultramar, no quise quitar a éste su turno, puesto que deseaba contestar inmediatamente a algunas de sus apreciaciones; y por otra parte, porque yo, en estos debates parlamentarios, sobre todo en los actos que revisten la singularidad y la significación del acto del señor general Salamanca, tengo bastante clama, fiado siempre en mi conciencia y en mi razón, para contestar cuando lo tenga por conveniente.
Por lo demás, el Gobierno se ha adelantado a los deseos del Sr. Elduayen, porque hace poco tiempo, uno de los acuerdos que tomó el Consejo de Ministros, con objeto de mejorar la administración de la Península y de Ultramar, fue nombrar una Comisión de todos los partidos que estudiara este asunto, encargando al mismo tiempo a la de Ultramar que se hiciese cargo del estudio de las reformas que deban adoptarse allí y de los medios necesarios para mejorar y simplificar aquella administración y de extirpar de una vez y para siempre la inmoralidad que pueda existir en los centros administrativos. Se acordó esto en un Consejo de Ministros celebrado poco después de regresar este verano a Madrid, pero que no se llevó a efecto por la circunstancia especial de haber dado al gobernador general de la isla de Cuba facultades extraordinarias, por el momento, en asuntos de inmoralidad; y para que no creyera aquel gobernador general, cuando estaba haciendo uso de esas facultades extraordinarias, que el nombramiento de la Comisión indicada podía ser un obstáculo para su iniciativa. [272]
De modo, que sólo a esta consideración para que no hubiese nada que hiciera creer que se coartaba en lo más mínimo la autoridad del gobernador general, o que el Gobierno se arrepentía de la misión que le había confiado, sólo por esto, quedó en suspenso el nombramiento de esa Comisión; pero ahora se nombrará para que informe sobre las reformas que necesite aquella Administración y sobre los medios adecuados para corregir la inmoralidad. Ya ve el señor Marqués del Pazo de la Merced, cómo el Gobierno no se opone tampoco a que se averigüe lo que han hecho todos los Gobiernos en la isla de Cuba; y cuando esto suceda, entonces verán los partido que han de figurar en esa Comisión, lo injustos que han estado, no digo con el partido liberal, sino con todos los partidos, pues todos, sin excepción, han hecho allí cuanto han podido; y a la misma Comisión que se nombre, le será muy difícil proponer el medio de extirpar de raíz la inmoralidad, tan inveterada como profunda, y extendida por causas muy distintas, independientes de la Administración y de los empleados, puesto que no son éstos solamente los que allí faltan a su deber.
Con estas palabras apoyo en un todo las del señor Marqués del Pazo de la Merced. Esta proposición no tiene razón de ser, y reviste además un carácter que yo no quiero definir, pero que es fácil comprender, y al buen entendedor, con media palabra basta. Es imposible admitir una proposición semejante. [273]